Leer, charlar, disfrutar del dolce far niente… ¡Un sillón puede darnos tanto placer…! Nos encanta esta combinación de una fina estructura metálica en negro, un asiento de color blanco roto y un cojín que lo embellece y le añade confort. Es una butaca ligera y a la vez muy cómoda que quedará bien en cualquier espacio. Sobre una alfombra mullida, funciona como una suave bisagra entre piezas con gran fuerza visual como la mesa de centro negra o la gran librería de madera. ¿Dos detalles que le sientan especialmente bien? El plaid de pelo largo y los candelabros en oro viejo.