Cuando prescindimos del color es inevitable que acabemos fijándonos más en las formas, en las expresiones y en el mensaje de fondo. Por ello, las fotografías en blanco y negro son uno de esos clásicos que siempre interesan y que nunca pasan de moda. Así, decorar con ellas es además una garantía de éxito para conseguir paredes elegantes y con mucha personalidad.