Las ventajas de una vajilla blanca son múltiples y evidentes: atemporales y elegantes, combinan de maravilla con manteles sobrios, de atrevidos colores o también con estampados de todo tipo. Si, además, está elaborada en cerámica de alta calidad y con un elegante diseño clásico, podrás disfrutarla tanto a diario como utilizarla para vestir la mesa y sorprender a tus invitados. Platos, bandejas, ensaladeras y juegos de café comparten escenario con piezas decorativas exquisitas y jarras. Una delicia para quedarte en blanco.