Aunque no podrían ser más opuestos, tanto el blanco como el negro son sinónimos de elegancia. El blanco de una forma más pura y luminosa, mientras que el negro cautiva con su porte sobrio y aristocrático. Esta colección de lámparas incluye modelos cuyo diseño no se conforma con uno de estos colores, sino que los combina para una doble dosis de elegancia. El metal en color plateado y la madera en tono natural completan la gama cromática básica de estas piezas que triunfan por su esencia serena, estilosa y copada de buen gusto. De techo, de sobremesa, de pie y apliques fijos y extensibles que no solo alumbran con su luz sino también con su diseño.