Reflejo de pureza y tranquilidad, el blanco es un color que, lejos de pasar de moda, es todo un acierto en decoración. Tiene el poder de agrandar visualmente el espacio, proporcionar frescura al ambiente, aportar luminosidad y crear espacios limpios y muy agradables. ¿El secreto para aplicarlo en casa? Combinar texturas y tamaños, jugando sabiamente con la luz.