La elegancia no es sinónimo de encorsetamiento y rigidez. La elegancia tiene mil caras. Puede vestirse de clásicos, mostrarse en el minimalismo más depurado, en el rococó más recargado… En esta ocasión se viste de dulzura, romanticismo y encanto nostálgico en una colección en la que los detalles son clave. Antiguas bomboneras de cristal, cestas forradas de tela, accesorios de mesa en metal plateado, candeleros de cerámica craquelada, faroles vintage, cojines con forma de corazón, marcos con mil y una filigranas, colgadores con mucho charme... Una colección que rebosa elegancia en clave shabby y que añadirá un toque dulce a cualquier espacio.