La refinada aristocracia tenía una forma muy peculiar de atender su vida social. La hora del té era la preferida para invitar a sus conocidos a reunirse en una salita especialmente destinada a ello. Muebles clásicos, refinadas telas y tapicerías y un exquisito juego de té. Estos eran los imprescindibles para dar la imagen deseada. Esta colección rescata la elegancia de estas piezas que vestían las casas más señoriales, pero con una mirada modernizada, además de un toque rústico que logra que se desprendan de su aire encorsetado. Madera de álamo, roble y acacia se encarga de dar forma a mesas, aparadores, sillas, consolas y librerías, junto con el lino que envuelve el encantador cabecero capitoné. ¡Charme con herencia burguesa!