Como los grandes clásicos de la literatura, existen piezas de decoración que resultan ajenas al paso del tiempo. Grandes diseños que han sobrevivido a modas y tendencias, manteniéndose como must-haves de la elegancia. Además de su esencia atemporal, el poder del clásico reside en su capacidad de acomodarse en distintos ambientes, convirtiéndose así en piezas para toda la vida.