Norman Foster: una arquitectura high-tech
Norman Foster es uno de los más grandes arquitectos del siglo XX. Ha reinventado la arquitectura con su estilo high-tech elegante aplicado a obras de grandes dimensiones y ha creado maravillas por todo el mundo como la cúpula del Reichstag en Berlín, los aeropuertos de Hong Kong y Pekín o el acueducto de Milleau en Francia. Una carrera por la que ha sido galardonado con el Premio Pritzker, considerado el Nobel de la arquitectura.

Norman Foster es uno de los más grandes arquitectos del siglo XX. Ha reinventado la arquitectura con su estilo high-tech elegante aplicado a obras de grandes dimensiones y ha creado maravillas por todo el mundo como la cúpula del Reichstag en Berlín, los aeropuertos de Hong Kong y Pekín o el acueducto de Milleau en Francia. Una carrera por la que ha sido galardonado con el Premio Pritzker, considerado el Nobel de la arquitectura.
De panadero a arquitecto
Norman Foster llegó tarde a la arquitectura. Llegó cuando otros acababan la carrera, a los 22 años. Y es que no lo tuvo nada fácil. Nacido en 1935 en una familia humilde de Manchester, Norman Foster era hijo único. Su madre era camarera y su padre, dueño de una tienda de empeños y pintor de brocha gorda. No tenía muchos amigos, se sentía distinto. Cuando tuvo la edad de empezar a trabajar, lo hizo de panadero, portero de discoteca y mecánico, hasta que consiguió un puesto de administrativo en el ayuntamiento de su ciudad. Luego llegó el servicio militar y después, encontrar otro empleo. Norman Foster acabó trabajando como contable en un estudio de arquitectura y allí se despertó su vocación: de noche, copiaba los dibujos que sus compañeros realizaban, así que finalmente, empezó a estudiar arquitectura y acabó pidiendo una beca en Yale (EEUU) para continuar su formación.
Sir Norman Foster
En Yale, Norman Foster conoció al arquitecto Richard Rogers, se hicieron amigos y acabaron siendo socios, ya que, junto a la primera mujer de Norman, Wendy Chessman y la hermana de esta, Georgie, y Su Brumwell fundaron en Londres el estudio de arquitectura Team Four en 1963 y se dedicaron a la arquitectura industrial.
En 1979, Norman Foster dio con su gran oportunidad: ganó el concurso para diseñar el Hong Kong and Shanghai Bank, una obra magnífica que le dio fama mundial. En 1986, la obra terminaba y tres años más tarde, Wendy moría víctima de un cáncer, dejando a Norman viudo con tres hijos adolescentes. Pero, a pesar del duro golpe, Norman Foster siguió trabajando y se convirtió en el más elegante de los arquitectos y diseñadores
high-tech británicos. Y por si fuera poco, en 1990 recibió el título de Sir y más tarde, el título nobiliario vitalicio de Barón Foster de Thames Bank.
Hoy, Sir Norman Foster vive en Suiza junto a su tercera mujer, la psicóloga, editora y comisaria de arte contemporáneo española Elena Ochoa, y sus dos hijos.
Sus 12 obras magníficas
Entre sus grandes obras, aparte del Hong Kong and Shanghai Bank, destacamos doce imprescindibles:
- La casa Creek Vean, diseñada por Norman Foster y Richard Rogers en 1966.
- La cúpula del Reichstag, en Berlín (1993).
- El Carré d’Art, en la ciudad francesa de Nimes (1993), un edificio que alberga el Musero de Arte Contemporáneo y la Biblioteca Municipal Clasificada.
- La Torre Commerzbank (1994), el edificio más alto de Alemania y de toda Europa occidental.
- El Aeropuerto Internacional de Hong Kong (1998), situado en una isla artificial.
- El controvertido Puente Millenium (1998), sobre el río Támesis, en Londres.
- El edificio 30 St Mary Axe, en el distrito financiero de Londres, de 180 m de alto y conocido como “el pepinillo”.
- El ayuntamiento de Londres (2002).
- Chesa Futura, en la localidad suiza de St Moritz (2004).
- La ampliación del Aeropuerto Internacional de Beijing (2008), con su figura de dragón.
- La Torre Hearst, en Manhattan (2008).
- Masdar City (2007-2014), una metrópolis ecológica construida en Abu Dhabi (EAU) que resulta ser la primera ciudad 100% ecológica del mundo.
Norman Foster es, quizás, el arquitecto más internacional. El mundo entero cuenta con obras firmadas por Foster pero su rastro no solo es arquitectónico. A través de la fundación que lleva su nombre y que tiene sede en Madrid, Norman Foster reflexiona sobre el futuro de las ciudades, la sostenibilidad del planeta y el poder transformador de la tecnología y la arquitectura.