En Navidad, quien tiene una chimenea, tiene un tesoro. Y es que no hay estampa más navideña que la de un fuego crepitando en un salón decorado con mil adornos festivos. Que no falten calcetines preparados para recibir regalos, ni guirnaldas de ramas de abeto decoradas con bolas rojas, doradas o del color que prefieras. Figuras de cascanueces, casitas o bastoncillos de caramelo también son bienvenidos para llenar de encanto este maravilloso rincón.