La nieve cubre esa casita ubicada en lo alto de la montaña, un cálido refugio en el que se respira naturaleza y donde también se aproxima la mágica época navideña. La tradición tiñe sus habitaciones con accesorios reinventados que visten los interiores con practicidad y refinamiento clásico: platos y manteles individuales para servir la mesa, bolas y deslumbrantes adornos colgantes para el árbol de navidad y portavelas y candelabros que iluminarán las noches más largas creando una atmósfera llena de magia. ¡La Navidad rústica se llena este año de auténticos destellos de elegancia!