En la fábrica portuguesa de Bordallo Pinheiro fueron -y son- creados cientos de modelos de cerámica de una creatividad sin precedentes, adoptando la fauna y la flora como inspiración decorativa. Su producción cerámica, sobre todo por su calidad artística, ha ganado una gran proyección y es conocida a nivel nacional e internacional. Por eso sus vajillas no podían faltar en Westwing.