Aunque no queramos admitirlo, nos hacemos mayores. Cada década cumplida son nuevas experiencias y también un nuevo estilo de vida a los que nuestra casa tiene que hacer frente. En la treintena llegamos a cierta estabilidad, pero seguimos disfrutando de una relajada vida social. Por eso, no nos pueden faltar piezas de mobiliario fresco, flexible y con piezas personalidad.