Entre edificios históricos, románticos canales y calles medievales encontramos nuestra casa en Brujas, la ciudad más turística de Bélgica. En sus interiores descubrimos espacios evocadores en los que la madera y las antigüedades cobran especial importancia. Cada rincón denota la pasión belga por la decoración, como si cada pieza hubiera sido descubierta en un encantador mercadillo. Una buena muestra de que la fusión de estilos no solo es posible, sino que además funciona.