Ellos son los únicos que nos proporcionan un fiel reflejo de nosotros mismos. Lejos del narcisismo y la coquetería más extrema, seamos sinceros: estos accesorios son parte imprescindible en nuestro día a día. En el baño, el vestidor o el dormitorio son grandes asiduos y aliados, pero en el resto de la casa también, pues los espejos son capaces de hacer pura magia: efectos ópticos que crean sensación de amplitud, atractivos reflejos luminosos y una elegancia clásica y refinada que se instala en recibidores, comedores y salones. ¡Mírate y mírate!