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GUÍA DE CUIDADO PARA ALFOMBRAS

Introducción y propiedades

Ya sea en la sala de estar, el dormitorio o incluso en la cocina: una alfombra crea comodidad y aporta calidez al ambiente. Dependiendo de tus necesidades, puedes encontrar una amplia variedad de modelos y materiales. Descubre qué debes saber antes de comprarla y cómo cuidar tu alfombra para garantizar su belleza y durabilidad.

Guía de tamaños

Una alfombra no solo realza la estética de tu espacio, sino que también crea un ambiente equilibrado y armonioso cuando eliges el tamaño y el estilo adecuados. Antes de comprar, considera dónde la colocarás y qué muebles la acompañarán. ¿Definirá la zona de estar al situarse bajo el sofá, la mesa de centro y los sillones, o será un acento en un espacio más pequeño, como un rincón de lectura o una zona de descanso? Para asegurarte de que tu nueva alfombra encaje perfectamente, marca el área deseada en el suelo con cinta adhesiva de pintor. Esto te ayudará a visualizar su tamaño y ubicación en relación con el mobiliario y el espacio disponible. Alfombras grandes: Actúan como pieza clave, anclando la habitación y unificando muebles y decoración. También aportan amplitud y una sensación acogedora al ambiente. Alfombras pequeñas: Son ideales para resaltar zonas específicas y crear rincones acogedores, como una disposición de asientos o un espacio de relax.

Tratamiento general

Desempaqueta tu alfombra en cuanto la recibas para evitar pliegues o marcas causadas por estar doblada o enrollada. Colocarla boca abajo puede ayudar a que recupere su forma. Dependiendo del tipo de alfombra, esto puede tardar entre 24 y 48 horas. La frecuencia con la que debes aspirar tu alfombra depende de su uso y ubicación. En áreas de alto tránsito, como pasillos, comedores o salas de estar, se recomienda aspirarla día por medio para mantenerla libre de polvo y suciedad. En dormitorios, una vez por semana suele ser suficiente. No olvides aspirar también la parte trasera de la alfombra para eliminar el polvo y los alérgenos acumulados. Lo ideal es sacudir la alfombra una vez al año para eliminar la suciedad incrustada. Usa un batidor de alfombras para mejores resultados y luego déjala airear durante unas horas para eliminar olores no deseados. Sin embargo, este método no se recomienda para alfombras de viscosa, ya que puede dañar sus fibras delicadas. Si se derrama líquido o aparece una mancha, actúa de inmediato. Usa un paño de algodón para absorber la humedad sin frotar, ya que esto puede hacer que la mancha penetre más en las fibras. Es recomendable tener siempre a mano un limpiador específico para alfombras, diseñado para ser suave con los colores y los tejidos. Sigue siempre las instrucciones del producto y verifica que sea apto para el material de tu alfombra, especialmente si está hecha de fibras delicadas como viscosa o seda. Tras la limpieza, deja que la alfombra se seque completamente en posición horizontal para evitar deformaciones. Evita fuentes de calor directas o el uso de secadores, ya que las altas temperaturas pueden debilitar las fibras. Para preservar los colores vibrantes y la estructura de la alfombra, no utilices productos químicos agresivos en la limpieza. Ten en cuenta que los muebles pesados pueden dejar marcas permanentes en la superficie de la alfombra. Para prevenirlo, coloca protectores debajo de las patas y gira la alfombra un par de veces al año para distribuir el desgaste de manera uniforme y evitar la decoloración irregular. Para mantener los colores intactos, evita la exposición prolongada a la luz solar directa, ya que puede provocar pérdida de color y decoloración. Se recomienda usar una base antideslizante debajo de la alfombra en suelos tratados con aceite, sin tratar o de vinilo para proteger el suelo y evitar desplazamientos. Si notas un hilo o mechón suelto, córtalo cuidadosamente con unas tijeras en lugar de tirar de él. Esto evitará daños en las fibras circundantes y mantendrá el buen aspecto de la alfombra. Mantén tu alfombra alejada del fuego.