Los muebles de exterior están diseñados para resistir el clima, pero un mantenimiento regular los mantendrá bonitos y funcionales durante años. Cada material tiene necesidades específicas, pero hay algunos cuidados generales que aplican a todos los muebles exteriores.

Para la limpieza, utiliza una toalla suave o una esponja con agua y jabón neutro para eliminar la suciedad y evitar acumulaciones. Seca los derrames rápidamente para minimizar manchas. Aclara bien y seca con un paño suave para evitar marcas de agua. Evita limpiadores agresivos o abrasivos, ya que pueden dañar las superficies. Mantén los muebles cubiertos cuando no estén en uso para protegerlos de los rayos UV, la lluvia y el polvo. Durante el invierno o en condiciones climáticas extremas, guárdalos en un lugar resguardado o usa fundas protectoras. Antes de cubrirlos, asegúrate de que los muebles y las fundas estén completamente secos y limpios para evitar la formación de moho. Al mover los muebles, levántalos en lugar de arrastrarlos. Revisa los herrajes una vez al año, antes del inicio de la nueva temporada. No dejes que el agua permanezca demasiado tiempo sobre la superficie de los muebles o los cojines, ya que la humedad puede dañarlos. Si vives en zonas costeras, limpia los muebles y los tejidos con frecuencia para eliminar los depósitos de sal, que pueden corroer los acabados y materiales.