En películas y series, la actriz encarna personajes con profundidad y complejidad. En su apartamento en Charlottenburg, esta multiplicidad se manifiesta espacialmente: cada habitación representa un estado de ánimo diferente, una faceta de Gina. El clásico edificio antiguo de Berlín te recibe con paredes blancas, techos altos y mucha luz – un hogar que permite el retiro y al mismo tiempo crea espacio para encuentros.

Las habitaciones son amplias y abiertas, la decoración es a la vez juguetón y minimalista. Las cosas parecen colocadas al azar, pero cada pieza cuenta una historia – la mini tabla de surf de un amigo de Portugal, el arte kintsugi de un artista japonés en Berlín o una tortuga de madera de sus padres. Toques personales que dan calidez a los espacios claros y los hacen inconfundibles.

Aquí es donde Gina se retira para relajarse. Rodeada de sus libros favoritos en la estantería y telas suaves en la cama, se crea una atmósfera suave y personal. "De alguna manera, siempre me atrae automáticamente hacia la cama – creo que es mi lugar favorito en todo el apartamento."

Un espacio aireado y abierto donde las ideas pueden crecer. Diferentes materiales – lana, cuero, madera, cromo – aportan profundidad y estructura. Es el espacio donde Gina se inspira, procesa impresiones y las recompone, similar a cuando interpreta un papel.

El baño es minimalista y tranquilo. Frente al espejo, que hace que la habitación parezca más amplia y luminosa, Gina se toma tiempo conscientemente para pequeños rituales que estructuran su día. ¡Un lugar que crea claridad!

Para Gina, el comedor es un lugar de convivencia. En la gran mesa se reúnen amigos, se comparte y se ríe. A Gina le encanta crear estos momentos y dar a otros una sensación de hogar. "Aunque me gusta estar sola, me encanta tener mucha gente a mi alrededor, invitar a huéspedes y compartir mi hogar con ellos."