Sala de estar decorada en tonos grises y color fresa con curvas

¿Por qué nos gustan las curvas? Porque son dulces, envolventes, sinuosas… visualmente más dinámicas que las líneas rectas y los ángulos, y a la vez, frescas y con carácter. Decorar con curvas es alejarnos del minimalismo y acercarnos a estilos de decoración que buscan crear espacios confortables, acogedores y también muy personales.  

Pero las líneas curvas no solo nos gustan por su dulce forma, sino también por lo que generan. Más espacio, más comodidad, más seguridad, una mejor comunicación… Está claro: las curvas son poderosas. Así lo veía el genial arquitecto Antoni Gaudí, que decía: “la recta es del hombre y la curva, de Dios”.  

Muebles circulares, los magos del espacio

Una mesa de centro redonda, un puff, un taburete a modo de auxiliar… Cualquiera de estas piezas conseguirá que un salón se vea mucho más airoso que con muebles de líneas rectas. ¿Por qué? Imagina una mesa de centro cuadrada. Ahora, recorta mentalmente sus aristas para hacerla circular. Conseguirás más espacio visual y, a la vez, más comodidad de paso porque evitarás los golpes con sus esquinas.

Y para acompañar las líneas curvas de las piezas de mobiliario, detalles también con curvas: alfombras redondas de fibra, que generan espacios más dulces; espejos redondos, que se llevan especialmente incluso en el baño; bols y bandejas redondeadas u ovaladas, que decoran las mesas con delicadeza, etc.

Mesas redondas, sobremesas eternas 

Una mesa redonda para el comedor siempre es un acierto porque ocupan menos espacio que las rectangulares o cuadradas y generan una mejor comunicación, ya que todo el mundo se ve por igual y nadie se queda en la cabecera alejado de los comensales de la otra punta de la mesa. Además, en una mesa redonda caben más personas puesto que no hay esquinas que dificulten colocar sillas en ellas. Y tienen otro poder: pueden compensar la forma de un espacio demasiado alargado y hacer que se vea más equilibrado.

Una casa con curvas, más energía vital 

Según el Feng Shui, las líneas curvas son poco agresivas y más amigables que las rectas, y sobre todo, hacen que el Chi, o energía vital, circule mejor por la casa porque su sinuosidad ayuda a que esta fluya sin obstáculos de una estancia a otra. Pero no todo debe ser redondo en casa, según esta filosofía oriental. Lo correcto es el equilibrio, es decir, que puedan convivir en una misma estancia piezas con curvas y otras, cuadradas. Porque muchas piezas con curvas podrían generar inquietud y las cuadradas, equilibran aportando estabilidad.  

Pero no solo el Feng Shui resalta los efectos positivos de las curvas, también hay estudios psicológicos que afirman que el mobiliario curvilíneo provoca sensaciones de felicidad y relajación, mientras que las rectas generan más frialdad. 

Vuelven los clásicos con curvas 

Pero más allá de sus efectos psicológicos y emocionales, lo cierto es que las curvas están de moda. La tendencia “curvy” en decoración va de la mano del regreso de iconos del interiorismo como son los muebles Mid Century. Y es que los años 50 y 60  nos han dejado piezas orgánicas con mucho estilo, que consiguen dar un toque retro (y nórdico) a nuestra casa que nos encanta. ¿Nuestras piezas con curvas icónicas favoritas? Aquí va una selección: 

  • Lámpara Arco: firmada por los hermanos Castiglioni, es una lámpara ligera y a la vez imponente. De un pie redondo parte un brazo curvo del que cuelga, al final, una pantalla de tela clara.   
  • Mesa y sillas Tulip: Eero Saarinen, arquitecto estadounidense de origen finlandés, las diseñó en 1956 en blanco total. La mesa, redonda, tiene un único pie central también de líneas curvas. 
  • Sillas Whishbone: creadas por Hans J. Wegner en 1950, son puro diseño danés. En madera clara y enea, con su respaldo curvo que ofrecen máxima comodidad. 
  • Diamond Chair: una silla creada en 1952 por Harry Bertoia. Es como una escultura con su asiento de rejilla metálica en forma de pañuelo abierto. 
  • Silla Panton: fabricada en plástico en una sola pieza en 1967, la creó el diseñador danés Verner Panton y se convirtió en un icono del Pop Art. 
  • Silla DSW: Charles y Ray Eames la diseñaron en 1950  para el MoMA de Nueva York. La primera silla de plástico de fabricación industrial.  
  • Silla The Egg: una butaca en forma de huevo creada por Arne Jacobsen en 1958.  

Cualquiera de estas piezas icono con curvas pueden transformar el estilo de una estancia aportando un carácter innegable, libre y sensual, y es que como decía Oscar Niemeyer, otro genial arquitecto como Gaudí, “la curva es libre y sensual. Me atrae la curva que encuentro en las montañas de mi país, en el curso sinuoso de sus ríos, en las olas del mar, en el cuerpo de la mujer preferida. Todo el universo está hecho de curvas“.